Historia de la Orden

Antes de las Cruzadas, fuera de los muros de la Ciudad Santa, había un hospital para leprosos bajo la invocación de San Lázaro. Estaba bajo la jurisdicción de los Patriarcas Greco-Melquitas de Jerusalén y atendido por monjes armenios. Fue de este hospital que la Orden de San Lázaro surgió.

 

En contraste con las otras órdenes militares y religiosas que se establecieron por sí mismas en la Ciudad Santa, que dependían de la Iglesia de Roma, la Orden de San Lázaro estaba bajo la jurisdicción de la Iglesia de Oriente.

 

Después de que los Cruzados tomaran Jerusalén en 1099, aquellos caballeros que habían contraído la lepra fueron cuidados en el Hospital de San Lázaro, algunos de ellos se quedaron en la comunidad monástica y tomaron el hábito al tiempo que no abandonaron su compromiso caballeresco. Así fue cómo la Orden de San Lázaro adquirió su identidad final.

 

Los Hospitalarios de San Lázaro cuidaron leprosos y fueron requeridos a admitir en su número a caballeros de otras Ordenes que habían sido alcanzados por la enfermedad. Juntos constituyeron un ejército y lucharon por aquellos valores que son esenciales para la vida.

 

La Orden de San Lázaro es una orden cristiana, acogiendo en sus filas indistintamente a Católicos, Protestantes, Ortodoxos y Anglicanos.

 

La llegada de la Segunda Guerra mundial vio la Orden de San Lázaro organizar, desde 1940 en adelante, un cuerpo ambulante para el frente francés. Durante la ocupación, instituyó un cuerpo de voluntarios y trabajadores bajo el nombre de “Voluntarios de la Orden de San Lázaro”, que salvó muchas vidas durante los bombardeos, particularmente en Normandía y alrededor de París.

 

En 1945, sus esfuerzos humanitarios y patrióticos fueron reconocidos por el gobierno francés, que otorgó la Cruz de Guerra al Gran Capitular de la Orden en reconocimiento de la valentía de los voluntarios de la Orden de San Lázaro durante la guerra.

 

Una vez que la guerra se acabó, los Caballeros de San Lázaro recomenzaron su trabajo hospitalario y sus esfuerzos a favor de la unidad entre cristianos. Con este motivo, se produjeron acuerdos con Raoul Follereau con intención de retomar la lucha contra la lepra, a través de, entre otros, dispensarios abiertos en África y un pueblo para leprosos construido en Senegal.

 

La admisión, por la Orden, como Caballero a Albert Schweitzer fue una expresión de su doble vocación humanitaria y de unidad cristiana y el Doctor y Pastor de Lambaréné se involucró en los proyectos africanos de la Orden.

 

El conjunto de estas acciones le ha valido a la Orden el reconocimiento oficial de un cierto número de estados, entre ellos Bolivia, Canadá, Austria, Croacia y Hungría.

 

La Orden ganó nuevo dinamismo cuando, en septiembre de 2004, el Capítulo General eligió como su 49º Gran Maestre a Su Alteza Real el Príncipe Charles-Philippe d´Orléans, Duque de Anjou.

 

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